Muchos cristianos leen el relato de la creación como una historia repetida, sin pedir que el Espíritu Santo les revele lo maravilloso que es experimentar las evidencias de nuestro Dios que creó los cielos y la tierra.



A través de la lectura de este libro, usted se sentirá como si estuviera presente mirando paso a paso el principio de la creación. Evidencias de un Creador, es un libro que confirma el relato de la creación a través de la ciencia pura, es decir la que no se basa en teorías, sino en hechos y evidencias concretas. La palabra de Dios provee luz a la ciencia, confirmando ésta que la palabra de Dios es verdadera. Se prueba por la ciencia, que el relato de la creación en Génesis 1:1-31 es el verdadero origen de todo cuanto existe.



En las páginas de este libro se ve el verdadero origen de todas las cosas, pero subrayando el hecho de que Dios no tiene origen, ya que Dios es absolutamente eterno. Dios el Creador siempre ha existido, pero la creación si tuvo su comienzo cuando la propia palabra del Dios así lo ordenó, como leemos en las seis ocasiones que se usan estas palabras: “Y dijo Dios”, según Génesis 1:3, 6, 9, 11, 14 y 20.



Los científicos tienen sus propias teorías del origen del universo. Una de las teorías es la del "Big Bang" o de la Gran Explosión. Los científicos dicen que todo lo que está en el universo surgió por medio de una explosión. Se basan en que cuando algo explota, los pedazos se expanden por los aires. De igual forma dicen que el universo se está expandiendo, y que la causa de esta expansión fue una tremenda explosión. El gran problema de esta teoría es que no pueden decir cómo, cuándo y por qué surgió esta supuesta explosión. Asimismo, ¿cómo puede el universo expandirse si los científicos saben que hay una fuerza que lo sujeta a la misma vez? A la fuerza que sujeta el universo, los científicos la llaman la fuerza misteriosa, pero para nosotros los creyentes, esa fuerza es Dios, quien nos dice en su santa Palabra: “Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé” (Isaías 45:12). Amén.